Embarazo... María José -Sanahí



Crecimiento espiritual
Placer infinito 
Redondez circular 
Bondad 
Sanación 

La bella imagen es la obra Little mermaid de la artista Gioia Albano
¡Muchas gracias!

POR UN NACIMIENTO SIN VIOLENCIA




Frederick Leboyer nació en la primera década del siglo XX.
Médico obstetra francés, graduado en la Universidad de París. Recibió la llegada al mundo de más de diez mil bebés, observó y estudió las prácticas de parto en diferentes culturas. Esto lo lleva a formularse las siguientes preguntas:
¿Por qué un niño debe venir de la tranquila oscuridad de la madre a un tormento de luces brillantes?
¿Por qué debe un niño respirar por primera vez con miedo, colgando de su espina dorsal, cabeza abajo?
¿Por qué un niño debe ser inmediatamente separado de su madre si está durante nueve meses dentro de su cuerpo que lo contiene?
La publicación de su libro llamado ¨Por un nacimiento sin violencia¨, promueve una lenta, pero progresiva revolución, que insta a tener en cuenta el proceso del nacimiento desde el punto de vista del niño.
En la primera parte de esta obra, intenta, utilizando los símbolos del lenguaje de un modo un tanto poético e impactante, aproximarnos a la vivencia del nacimiento tal como la experimenta el bebé.
En la segunda, muestra en forma persuasiva cómo pequeños cambios en el modo de recibir a los bebés, tienen gran alcance para cambiar la calidad de vida del hombre, tanto física, emocional y espiritual.
El autor nos invita en su libro, a acercarnos al mágico momento del nacimiento del siguiente modo:


¨¿Decís que no habla el recién nacido?
Venid, contempladle.
¿Hacen falta más comentarios?
Esa frente trágica, ojos cerrados, cejas arqueadas, preñadas de dolor...
Esa boca herida por el llanto, esta cabeza levantada hacia atrás que pugna por escapar...
Esas manos, ora tendidas y suplicantes, luego a la cabeza, ese ademán de calamidad...
Esos piés que patalean furiosamente, esas piernas encogidas para proteger su frágil vientre...
Esta carne, presa de espasmos, sobresaltos, sacudidas...
¿No dice nada el recién nacido?
Es todo su ser el que nos grita, su cuerpo entero el que nos brama:
¨¡No me toques! ¡No me toques!¨
al mismo tiempo que implora, suplica:
¨¡No me abandones! ¡Por favor, ayúdame!¨
¿Existe otra llamada más desgarradora?
Y esta llamada que siempre ha lanzado el niño a su llegada, ¿quién la comprende, quién la escucha, quién simplemente le oye?
Nadie.
¿No hay aquí un gran misterio?
¿No habla el recién nacido?
No, no. Somos nosotros quienes no le escuchamos.¨...
(Leboyer, Frederick, ¨Por un nacimiento sin violencia, Ed. Daimon, Barcelona, España, 1974, pags. 17, 22 y 23)